martes, 8 de junio de 2010

20 de junio: la muerte de Belgrano

A continuación se transcribe parte de una página de Educared sobre el 20 de junio:


La muerte no es un hecho aislado en la vida de un hombre. Eso hace que muchas veces las circunstancias que la rodean estén relacionadas con lo que fue su vida. La muerte de Belgrano es la síntesis de lo que fue el resto de su existencia.

En 1796 pidió varias licencias en el Consulado por problemas de salud, que lo obligaron a guardar reposo en Montevideo, Maldonado y San Isidro. Eligió estos lugares porque eran menos húmedos que Buenos Aires, y él padecía reumatismo.

Durante la Campaña del Norte, sufrió fuertes dolores internos. En la marcha al Alto Perú, contrajo paludismo, con fiebres intensas que lo debilitaban y postraban. Allí comenzó a asistirlo el doctor escocés Joseph Redhead, quien se convirtió en su médico personal y en uno de sus mejores amigos. Pero Redhead no pudo con los males de Belgrano: regresó de las misiones diplomáticas a Europa muy enfermo. Viajó a Tucumán, donde el 11 de noviembre de 1819 estalló un movimiento militar que derrocó al gobierno civil. Algunos de los sublevados marcharon a la casa donde estaba Belgrano para engrillarlo.

El doctor Redhead debió intervenir para evitar un acto tan cruel. Es que, debido a su enfermedad, los tobillos del prócer estaban tan hinchados que el solo contacto con la ropa le producía terribles dolores. Entonces, Belgrano viajó a Buenos Aires para pasar allí sus últimos días. Estaba absolutamente quebrado económicamente, y eso lo puso en la engorrosa situación de tener que solicitar al gobierno el pago de un dinero que se le adeudaba. Con esta suma saldó a su vez sus deudas con aquellos que lo habían ayudado.



En la más absoluta indigencia, y deseoso de cumplir con todos los que habían estado a su lado, Belgrano le entregó su reloj de oro a Redhead con estas palabras: "Es todo cuanto tengo para dar a este hombre bueno y generoso". El valiente general murió en su casa natal, el 20 de junio de 1820, a las 7 de la mañana. Lo rodeaban apenas unos pocos amigos...

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